“Siempre había querido hacer cine y la verdad, aún no me lo creo. Es un sueño hecho realidad el poder dedicarme a esto, llegar al set y montar las luces. Muchas veces le digo a la gente que si yo pude, cualquiera puede lograr su sueño. Me encanta estar en el set y si esto es lo que nos gusta, hay que gozarlo”. Nacho Prieto AMC, comparte su entusiasmo y amor al hacer proyectos que le sorprenden y le permiten seguir disfrutando de su labor como director de fotografía. En este artículo hablamos un poco sobre sus inicios en la industria y su más reciente trabajo tras las cámaras en la serie ‘Somos’.

“Soy chileno. Crecí en una época de dictadura y era difícil desarrollarse en las escuelas de arte. Mi primera idea fue estudiar periodismo, incluso tenía en mente ser corresponsal de guerra; me fascinaban todas esas fotos del Time y las revistas europeas. En el camino, comencé a devorar películas; poco a poco dejé el periodismo y creció mi interés por estudiar cine. En ese entonces no existían facultades de cine en Chile, así que entré a un instituto que se especializaba más en televisión. Toqué la puerta en una productora llamada Filmocentro (que en ese entonces tenía como director a Ricardo Larraín) y empecé en la
publicidad”.

“En Filmocentro empecé siendo “el último de la fila”, haciendo de todo, desde limpiar pisos hasta ser trainee. Aproximadamente tres meses después, cuando terminaba mi periodo de preparación, me invitaron a seguir en la productora y me convertí en asistente de producción por poco tiempo. A los seis meses me convertí en productor. Era muy joven pero me iba muy bien”.

“Mi conexión con México comenzó cuando a mi padre lo mandaron a ser entrenador del equipo Cruz Azul y fui de vacaciones a visitarlo. Terminé quedándome más tiempo de lo planeado y descubrí las dos escuelas de cine: el CUEC y el CCC. Yo sabía que quería estudiar cine y esta era una gran oportunidad. Me postulé a la escuela de la UNAM y, afortunadamente, me quedé. Ese año fui el único extranjero aceptado”.

A pesar de su interés en la dirección y la fotografía, su trabajo previo como productor le dio la oportunidad de hacer su primer proyecto: ‘Johnny cien pesos’. “Mi sueño siempre fue hacer una película sin importar dónde fuera. En mi primer año escolar, me llamaron de Chile para producir la película, pedí permiso en el CUEC por un año y me lancé a hacerla.” La película de 1993, es estelarizada por Armando Araiza y Patricia Rivera.

Posterior a su debut como productor del largometraje, el cinefotógrafo regresó a México para concluir sus estudios en la UNAM. “Me incorporé con la generación nueva y compartí el aula con Fernando Eimbcke, Javier Zarco AMC, Carlos Estrada, Mariana Rodriguez, en fin, una muy buena generación con la que aún mantengo contacto”. Mientras estaba en la escuela, Nacho Prieto comenzó su carrera como asistente de cámara en México y, un año después de haber terminado, teniendo 27 años, se lanzó como cinefotógrafo.

“Estoy muy agradecido con el CUEC, me gustó mucho haber estudiado en la UNAM. Agradezco lo bueno y lo malo…” – ríe- “Lo que cuenta en esta carrera no es lo que te den en la escuela, sino cómo lo utilizas y el camino que tomas y vas forjando. Aquí no hay genios, todo se va construyendo poco a poco”.

‘Somos’

Diez años después de los desgarradores hechos que inspiraron la serie de Netflix, ‘Somos’ nos transporta al norte de México y narra, a lo largo de 6 capítulos y a través de un reparto coral, un evento oscuro en la historia de nuestro país. La serie producida por James Schamus (‘Brokeback Mountain’ 2005), está basada, a su vez, en ‘Anatomía de una masacre’, una investigación realizada por Ginger Thompson. En este documento, la periodista norteamericana nos da una crónica de la operación antidrogas que desencadenó una de las mayores tragedias ligadas al crimen organizado.

“La serie relata una historia muy fuerte que a mucha gente no le va a gustar porque muestra la realidad de un México que no queremos ver y preferimos olvidar, aunque está hecha sin amarillismo ni exceso de violencia. Lo mejor de este medio, es que hay para todos los gustos. Es una historia de narcos, sin ser de narcos”.

Además de contar con Schamus como productor y guionista de la serie, se convocó a un gran grupo de artistas y cineastas para llevar a cabo el proyecto. El guion también fue escrito por Fernanda Melchor (‘Temporada de Huracanes’ libro 2017)  y Monika Revilla (‘El baile de los 41’ 2020) y estuvo dirigido por Álvaro Curiel (‘Marioneta’ 2019) y Mariana Chenillo (‘Todo lo invisible’ 2020), quienes nos envuelven en esta dura historia y nos regalan un punto de vista diferente al presentarnos las historias de las víctimas y no de los victimarios, como lo han hecho otras series.

Nacho Prieto AMC nos comparte las situaciones que lo llevaron a este proyecto, su proceso para llevarlo a cabo y lo que le ha dejado esta serie. “Mi llegada al proyecto tiene una buena anécdota, una casualidad de la vida que llevó a otra. Hace años me ofrecieron hacer el making of de ‘La Ley de Herodes’ (1999). Claramente acepté porque podría ver trabajar a Luis Estrada y a Norman Christianson. A partir de este proyecto, conocí también a la productora Sandra Solares”.

Años más tarde, el 30 de agosto del 2011 se celebró la entrega de las Diosas de Plata en la que la comedia de Luis Estrada, ‘El infierno’, fue la película con más nominaciones y la más galardonada. En esta misma ceremonia, ‘Marcelino Pan y Vino’ le valió una nominación y el premio a Nacho por su trabajo fotográfico. Fue aquí que continuó la relación entre Sandra y Nacho.

“Un día me habla Sandra con una propuesta para fotografiar una película ¡por recomendación de Luis! Desafortunadamente, las agendas no empataron y no pude hacerla. Así pasaron algunos proyectos en los que el destino no nos dejaba trabajar juntos, hasta 2019. En ese año, mientras realizaba la serie ‘La negociadora’, Sandra me volvió a contactar y me habló de Schamus y el proyecto que tenía en mente”.

 

Ignacio Prieto aprovecha la anécdota para hablar sobre la confianza en uno mismo: “Siendo honestos, había muchos otros nombres sobre la mesa. Uno siempre se cuestiona su talento, sobre todo en México, teniendo una cantidad inmensa de colegas tan buenos. A pesar de eso, Sandra me llamó a los pocos días y me dijo que había sido elegido. Así fue como nos reunimos las cabezas de área y pude conocer el guion que considero uno de los mejores que he leído”.

Como todo buen proyecto, es importante que todos los involucrados estén en la misma página a la hora de comenzar su producción. En este caso ‘Somos’ nos demuestra el trabajo que se puede lograr cuando se genera un gran equipo.

“Definitivamente está muy bien escrito y sabes que será algo importante desde el momento en el que lo lees, esta es una gran ventaja. Schamus juntó a un equipo extraordinario para llevar a cabo su visión. Él, además de ser un productor ejecutivo, es un ser creativo y visionario que sabe lo que quiere”.

Con respecto al trabajo de dirección, Prieto nos cuenta que, aunque son muy diferentes en su manera de abordar, los dos directores involucrados en el proyecto son excelentes. “A Álvaro ya lo conocía bien, es un muy buen amigo mío, lo conozco desde ‘Sitiados’. Los dos tienen una manera de trabajar con mucho control dentro del set y saben mover a todo el crew hacia un mismo lugar; tienen todo bien estudiado. En este proyecto, hicimos todo a dos cámaras”.

Encontrar un sentido de veracidad

Actualmente se han producido muchos proyectos con una temática similar, por ello, los productores y el equipo creativo buscaba apartarse del estilo y encontrar la esencia misma de ‘Somos’, encontrar un estilo para contar una historia más humana. “Este proyecto nos muestra las historias de la gente común, cómo se cruzan los personajes con todo lo que va a suceder, cómo meten a los chicos a la cárcel sin tener cargos. El setenta por ciento del elenco es de Durango”.

“En este negocio hay que tener un poco de suerte e ilusión, querer realizar los sueños y buscarlos y me llegó este proyecto muy ad hoc a mi estilo. ‘Somos’ concuerda mucho con el tipo de fotografía que me gusta hacer. Hice publicidad durante mucho tiempo y sabía que si querían algo estético podría hacerlo, sin embargo, me encantó la idea de hacerlo muy real, llevarlo casi al documental. Ahora que lo pienso, puede que mi lado de querer ser corresponsal de guerra haya causado este gusto”.

La principal intención del director de fotografía era llevar el proyecto de la manera más natural posible para que se sintiera como un documental y alejarlo un poco de lo estilizado. “Gracias a mi lado periodístico, me gusta estar informado de lo que sucede en el contexto socio/ político del mundo y por ello conozco el caso de la masacre desde que sucedió. Ya había leído la investigación de Ginger así que podría decir que, a pesar de que sí tenemos secuencias muy fuertes en la serie, la realidad es que los hechos sucedieron de una forma mucho peor”.

“Mi primera idea fue darle un estilo monocromático a la historia; que nos llevara a la sensación del desierto, pero cuando hablé con Schamus me dijo que quería algo diferente. Lo siguiente es que recordé la primera vez que había visitado México y ví las casas con colores vistosos: rosa mexicano, azules, amarillos, colores que normalmente no verías en una casa. Visitamos las locaciones en Canatlán de las Manzanas, Durango, y me encantó la idea de retratar lo más natural todo este juego de colores. Decidí quedarme con un aspecto de 16:9 para que no se sintiera tan cine, sino más documentalero. Creo que esta característica es la que aporta un sentido más de realidad. Hablando de referencias, trato de no tomarlas de series o películas y para este proyecto, me basé mucho en fotodocumentalistas y así fue como llegué al trabajo de Maya Goded. Me gusta mucho la manera en la que retrata los espacios: la Merced, los prostíbulos, los bares, etc. Le presenté esta propuesta a los directores y productores y les gustó. Además, me parecía interesante esta mezcla de fluorescentes, tungstenos y luz natural. Mezclar todo esto, resaltaba la idea de estar viendo algo real. Decidimos intervenir lo menos posible y, si se daba el caso, aprovechábamos la luz natural. Usamos lo necesario, si se tenía que ir a siluetas estaba bien. Dependíamos mucho del  sol pues en Durango cambia mucho; con el cielo despejado es increíble, pero cuando se nubla se vuelve plano”.

Cuando Nacho va a las locaciones no suelta el celular: “Cuando visito las locaciones, siendo sincero, ando con mi celular sacando fotos de todo y hablando con los directores sobre dónde iría la cámara o cómo visualizan la escena. Sobre estas conversaciones es como se va resolviendo todo lo demás”. Nacho decidió utilizar la combinación entre la Alexa LF y la óptica de los Suprime Primes, sin nada de filtraje y utilizó los LUTs de ARRI. “La serie se grabó en 12 semanas. Me gusta mantener el producto final lo más parecido a como lo veo en cámara”.

 

Siguiendo con la línea de darle veracidad a la serie, Nacho considera que el hecho de utilizar a no actores, fue un gran acierto. “Funciona mucho que, al no tener caras conocidas, se realza lo que es el proyecto. Le da más vida a lo incógnito de las personas que murieron, porque somos todos, podría ser cualquiera de nosotros, un familiar, un vecino…No les das una identidad. Le das una realidad y un plus al proyecto. Se lo agradezco al productor que tomó esa decisión y a Netflix que lo apoyó”. El que no fueran actores resultó ser un reto para la puesta en cámara. Nacho se enfrentó a tener que ir un poco más lento para que los directores y Bernando, el coach actoral, pudieran establecer bien el trabajo con los locales. Aunado a esto, estaba el tema del sol, de la luz natural, de los espacios reducidos pues los techos eran muy bajos.

“Había que compaginar todo, mantener mi luz y tratar de que se viera lo más uniforme posible. Basándonos en la luz natural, metíamos un par de rellenos o nos apoyábamos con las practicals. Las noches siempre son complicadas y nos tocó hacer una secuencia de una fiesta de noche en una hacienda. Comienza al atardecer y termina al amanecer y había que iluminar la hacienda sin que se notara el punto de luz. En lo personal, me gusta hacer la noche más plata y neutra, no tanto una noche azul, pues no me parece natural. En esta condición, lograr contrastes a veces es complicado”.

“También nos costó mucho realizar una secuencia en el desierto de unos narcos con sus mujeres durante una fogata. ¿Cómo iluminar eso? ¿Cómo controlar el fondo con sombra? No podíamos usar el globo por el frío y por el viento de Durango. Pusimos una grúa de 25 metros a unos 250 metros de altura. Confieso que esto lo aprendí de Norman Christianson en ‘La ley de Herodes’, y pusimos un M90 con dos maxibrutos a los lados con difusores. La luz del centro es más puntual y las de los lados te permiten iluminar a la redonda. ¡Métele un difusor! Tu fondo no puede estar más alto que tus personajes. Nos apoyamos también con una camioneta de los narcos al fondo que rellenaba y usamos también una cajita de Asteras”.

Nacho comparte un par de experiencias que se derivaron del hecho de trabajar en locaciones reales. “En la cárcel se sentía una energía horrible; es la cárcel de Gomez Palacio, Durango, del cártel de Sinaloa, donde fue la masacre en 2011. Cuando caminabas de noche en los pasillos se sentía feo, pero ayudó a darle verosimilitud. Hacer las escenas de cárcel en un foro, nunca queda igual que en una real. También, la cantina que vemos es un lugar real y tienen a mujeres detrás de una cortina, encerradas; veneran a la Santa Muerte y tienen un altar. Son lugares muy cutres y hay que entenderlos porque son una realidad y debes retratarlos con respeto”.

Equipo creativo

Nacho lleva muchos años colaborando con el mismo equipo de personas. A veces, por agenda, tiene que haber rotación, pero él tiene confianza en varios elementos. Con sus asistentes lleva colaborando casi diez años. “Con Ariana Romero, operadora de cámara B y fotógrafa adicional, he realizado muchos proyectos. La admiro mucho y para mi gusto es una de las mejores operadoras del país; siempre tiene una buena actitud, no se queja por nada y es una guerrera. Mi gaffer Roberto Hernández’ ‘Cotonete’, inició conmigo hace algunos años y resultó ser extraordinario”.

Seguir aprendiendo

Nacho Prieto AMC, nos relata una historia para recalcar la importancia de ser conscientes de que siempre hay algo nuevo que aprender sin importar la naturaleza del proyecto.

“Mi primer largometraje, como director de fotografía lo hice con Agraz, en Guatemala. A los quince días del rodaje, me comentaron que estaba en una terna para ese proyecto y me eligieron. Para esto, mi familia había planeado un viaje a París, pues vivimos allá un tiempo hace años. Tuve que sacrificar el viaje, pues las oportunidades hay que tomarlas. La hicimos en Super 16, cuatro semanas, en Antigua. Fue increíble estar perdido en esos pueblos. Ahí me dije: “Esto es lo que quiero hacer toda mi vida, hacer ficción”.

“Por otro lado, nadie dijo que íbamos a hacer solo cosas buenas. Toda enseñanza se agradece y uno toma un proyecto por ciertas cuestiones. A veces, tomé proyectos por mi hijo, había que pagar cuentas y la vida me llevó por la publicidad que me ayudaba a pagarlas”. “La publicidad es una gran escuela en la que todo se maneja muy estéticamente. Te enfrentas a problemas de reflejos de botellas y de velocidad. Después, empecé en las series las cuales disfruto mucho también. Mi pasión es seguir haciendo películas, series y documentales; hacer ficción. Pronto saldrán un par de documentales de Hugo Sánchez y de Elena Poniatowska”.

“En este negocio hay que diversificarse y no decir ‘De esta agua no beberé’; las oportunidades llegan de donde menos lo esperamos”. Nacho Prieto AMC comparte su alegría e interés al poder compartir el set con otros colegas, pues asegura que le gusta aprender de sus amigos. “He hecho dos series como segunda cámara: una con Jerónimo Rodríguez AMC en ‘El juego de las Llaves’ y la segunda con Luis Enrique Carrión AMC en ‘La Negociadora’. En esta industria no existe una única fórmula para iluminar y reconozco que he aprendido muchas cosas de mis colegas a partir de verlos trabajar”.