Por Milton R. Barrera y Luis Enrique Galván Fotos: ‘Turno nocturno’
‘Turno nocturno’
Rigoberto Castañeda, director de cintas como ‘Kilómetro 31’ y ‘Atrapados’, presenta una nueva historia de horror junto al cinefotógrafo Daniel Blanco AMC. ‘Turno nocturno’ nos adentra en una de las leyendas mexicanas más famosas que habita los pasillos de los hospitales. Tomando como contexto la época de los años ochenta, su protagonista, una nueva enfermera en periodo de prueba, lidia no solamente con sus médicos superiores, sino con la presencia paranormal de ‘la planchada’.
El largometraje consolida su naturaleza como película de género y con ello, presenta al espectador convenciones propias del terror, pero en una estética única que representa fielmente la época en la que se ambienta. A lo largo de este artículo, Daniel Blanco AMC, comparte el proceso creativo para el desarrollo de ‘Turno nocturno’ y las particularidades y enfoques narrativos que definieron su trabajo en esta película como director de fotografía.

Narrar desde el género
Desde las clasificaciones narrativas de Andy Milligan, hasta las reflexiones literarias de Stephen Trower, el género cinematográfico evoluciona y se mantiene estático, como dicotomía de análisis, aceptando nuevas perspectivas frente a la cinematografía actual, así como su vigencia casi ortodoxa a la hora de su escritura. Aunque las perspectivas sobre la cinematografía actual se diversifican, el proceso creativo en las distintas áreas narrativas es lo que finalmente define la identidad de una película: desde el diseño sonoro hasta las decisiones de iluminación.
“Por un lado, tienes el diseño de producción como una parte inmensa para representar la época, pero por el otro, también está el lenguaje de la cámara y la iluminación”, opina Blanco sobre la cinta de Castañeda, pues además de ubicarnos temporalmente en dicho salto, supone el reto de cuestionar cómo narrar al género mismo.
“Es una película con una calidad de luz sumamente difusa, tanto por el hospital y su naturaleza de rebote blanco, como por las fuentes de luz utilizadas. Por ello, estábamos convencidos de que el horror de la historia tenía que ocurrir en la penumbra, en todo aquello que sucede en las esquinas de las habitaciones o pasillos”, añade el director de fotografía, en alusión a un terror que
rebasa lo físico y que siembra herramientas narrativas fuera de cuadro; lo imaginario, el horror psicológico de las atmósferas que juegan con lo visto, o en su defecto, lo que se oculta en donde la luz no tiene poder.
En su artículo ¨Contar el género¨, publicado y editado por la Universidad de Toledo, se discute la importancia de sostenerse en el lenguaje de la convención; la vitalidad de la expectativa en el espectador y la creación de un hilo que, predecible o no, brinde satisfacción a quienes se albergan en la sombra de la butaca. Así, una obra de género permite la dicotomía per se: narrar desde lo establecido y encontrar la unicidad de cómo contarlo. Es ahí en donde resurge la creatividad de dicha cinta y el proceso de sus artistas para apropiarse la manera de contarlo.
“Filmar esta película representó el reto de resignificar mi modo de trabajo, incluso hacia otros departamentos como el del diseño de producción. Me gusta definir bajo el sistema de zonas, el contraste que tendrá el tono de piel de los personajes, con respecto a los tonos de las pa-


La importancia del detalle
Discutir de precisión al filmar, interpone en instancia mayor, hablar del tiempo y con ello, de desarrollar la preparación suficiente para ejecutar con exactitud y sin la espera de un resultado al azar. Así, y bajo una organización de prioridades, ‘Turno nocturno’ planteó un rodaje en el que, conscientes del detalle para crear la convención misma del terror, tendría que existir una paciencia al quehacer tanto de efectos especiales como VFX y una iluminación correcta.
Desde el inicio, Daniel Blanco AMC explicó que toda la película se diseñó con una calidad de luz difusa, alineada con la atmósfera propia de un hospital.
“La iluminación del hospital y el tono alto de las paredes, típico de estos espacios, determinan una atmósfera luminosa y fría”, comentó. Esta decisión estética significó un cambio en su estilo habitual: “Me gusta contrastar las pieles con el fondo, pero en este caso tuve que romper esa regla porque el hospital impone una atmósfera específica. Hay escenas en donde la única manera de que quedara como queríamos, era ser muy precisos con la diferencia de exposición entre lo que ocurre en un primer plano con respecto a la oscuridad de las esquinas y fondos. Más aun cuando de la penumbra surge tu personaje quien,
además usa un vestuario blanco. Tenía que estar seguro de que a la hora de colorear ese material, “la planchada” no se viera, sino hasta que llega a la luz y así proteger mis sombras con el detalle exacto”, explica el cinefotógrafo.

Para Daniel, el contraste entre los personajes y el fondo es una de las claves de su trabajo: “Siempre busco separar a los personajes del fondo. Trabajo con el departamento de arte para definir una paleta de colores y niveles de brillo específicos. Por ejemplo, les pido que trabajen con valores de brillo de zona 5 para abajo, dejando los colores a su elección, pero respetando esa escala”. Sin embargo, en esta cinta, el tono claro de las paredes limitó el contraste natural que suele lograr en otros escenarios. En paralelo, es la aceptación del universo narrado por parte del espectador, un paso hacia adelante sólo si la convención recae en verosimilitud, provocando que obras de género, como el terror, otorguen tiempo y acción a la creación de este mundo presentado. “Sabíamos que aquellos días en los cuales habría sangre, serían días de rodaje en los que nos enfocaríamos en que todo quedara bien; probando los mínimos detalles si la sangre estaría húmeda o seca y cómo se vería con la iluminación para hacerla parecer real”, agrega.
‘Turno nocturno’ es una película que se sitúa en una época distinta, requiriendo en su naturaleza, el apoyo de herramientas digitales como efectos visuales para la reconstrucción de tal detalle- convención.
“El trabajo con el departamento de VFX estuvo en buena comunicación desde un principio, planeando con cuidado qué plates necesitábamos filmar, conscientes de cada plano. El hospital por ejemplo, necesitó de su reconstrucción en 3D cuanto a fachada, y fue a partir de tomas en drone que yo mismo operé”.
No obstante, son las particularidades que pueden quedar ¨implícitas¨, las que finalizan la construcción absoluta del universo ficticio, siendo la exactitud una herramienta fundamental desde la preproducción, hacia aspectos técnicos que se convierten en el engranaje dramático.
“Me preocupé por establecer el contraste y brillo preciso en cosas pequeñas como el tono blanco de las hojas o guantes que usaban los personajes”.
Adaptándose a las limitaciones del espacio
El hospital presentó retos que requirieron soluciones creativas. Para controlar la iluminación y los rebotes de luz, el cinefotógrafo implementó diversas herramientas. Daniel comenta que la locación era un edificio abandonado, en el que algunos pisos fueron rehabilitados para el set de un hospital. Esto le permitió a Daniel y a su gaffer Rodrigo del Río, acondicionar la instalación eléctrica con luces específicas que sirvieran de prácticas y a su vez, poderlas controlar. Este enfoque logró destacar momentos clave de tensión, especialmente en un ambiente que por naturaleza, debería ser luminoso.
Al tratarse de una película que ocurre casi por completo dentro de un hospital, el equipo de fotografía y dirección enfrentó el desafío de evitar que la narrativa visual se tornara repetitiva. El cinefotógrafo comparte la estrategia para solucionarlo:
“Afortunadamente, las escenas alternaban entre día y noche, lo cual daba cierta variedad. Además, siempre que volvíamos a un mismo espacio, intentábamos cambiar los ángulos de cámara para mostrarlo desde otra perspectiva. Los movimientos de los actores también influían en la dinámica, lo que ayudaba a que no se sintiera igual todo el tiempo. Apagaba luces de fondo y usaba floppies y telas para manejar mejor los rebotes. Incluso Rodrigo del Río, diseñó unos textiles más grandes de lo habitual, con doble faldón, para controlar la luz en los espacios reducidos del hospital”.
Uno de los escenarios más desafiantes fue el quirófano. “Era un espacio muy pequeño y necesitábamos oscuridad total en ciertas esquinas ya que ahí se aparece “la planchada”. La luz principal venía del domo cenital que mandamos a hacer con arte, diseñado específicamente para incluir lámparas Aputure B7C que controlábamos por DMX. Pusimos varias bombillas y dependiendo del plano, apagábamos algunas para moldear las caras de los actores y crear penumbra”.
El director de fotografía también aprovechó la óptica para amplificar la narrativa visual. “Usamos lentes angulares para momentos en los que la realidad del personaje comenzaba a deformarse. Estos lentes distorsionaban las caras y los espacios, sumergiendo al espectador en la perspectiva emocional del protagonista”..
El director de fotografía también aprovechó la óptica para amplificar la narrativa visual. “Usamos lentes angulares para momentos en los que la realidad del personaje comenzaba a deformarse. Estos lentes distorsionaban las caras y los espacios, sumergiendo al espectador en la perspectiva emocional del protagonista”..
Por otro lado, los lentes telefoto comprimían los pasillos del hospital, intensificando la sensación de claustrofobia.
“Cuando el personaje intenta huir, la perspectiva comprimida crea la ilusión de que no puede escapar con facilidad, reforzando el suspenso”.

Colaboración con Sony y aprendizajes
El director de fotografía logró unir los esfuerzos de Sony Pictures y Sony Electronics para lograr la película. Como embajador de la marca, trabajó con cámaras Sony Venice para aprovechar su sensor full frame .
“Querían usar una cámara Super 35, pero insistí en que el full frame era crucial para este proyecto. Necesitábamos un rango dinámico amplio y la capacidad de trabajar en espacios reducidos sin sacrificar calidad visual. Fue un desafío, pero logramos que ambas divisiones de Sony colaboraran en esta película. Fotografiar ‘Turno nocturno’ fue una experiencia enriquecedora, tanto a nivel creativo como técnico. Reforcé la oportunidad de gestionar la colaboración con otros departamentos, algo esencial para garantizar la coherencia visual y narrativa de cada proyecto”.
‘Turno nocturno’
Cámaras: Sony Venice 2
Óptica: Zeiss Supreme Prime
Cinefotógrafo: Daniel Balnco AMC
Gaffer: Rodrigo del Río
Sigue a Daniel Blanco AMC https://danielblancoamc.com







