Por Milton R. Barrera y Luis Enrique Galván Fotogramas

Previo al cierre de la primera década de los dos mil, la capital del país sería refugio para el nacimiento de una de las obras de teatro musical más exitosas en la cartelera mexicana. Con aproximadamente tres mil funciones a lo largo de distintas temporadas, ‘Mentiras’, creada por el dramaturgo José Manuel López Velarde, se convirtió en un referente obligado dentro de la comedia musical.

Años posteriores a un estreno teatral, que marcaría con nostalgia de aromas ochenteros a diversas generaciones, la plataforma de Amazon Prime Video presentaría en su catálogo la adaptación homónima bajo la dirección de Gabriel Ripstein. En este artículo, Emiliano Villanueva AMC, comparte las claves para la construcción visual y lumínica de uno de los proyectos más ambiciosos y exitosos en la historia del streamingen México. ‘Mentiras’, la serie mantiene su trama como el libreto escrito por Velarde, en una travesía llena de comedia y misterio, en la que Daniela, Lupita, Yuri y Dulce, comienzan a descubrir secretos bajo una relación en común: las cuatro han sido pareja del hombre que les reúne a causa de su muerte. Así, bajo un mismo techo, comienza la investigación para descubrir quién de ellas pudo haberlo asesinado.

Sobre el reto de adaptación

No sería la primera vez que la dupla Ripstein/ Villanueva se conjunta en la aventura para narrar para la pantalla chica, pues la miniserie de Disney+, unió a ambos creativos para el rodaje de la serie ‘La máquina’, con estreno en 2024. Tiempo después, las miradas cruzarían caminos para filmar la que hoy es considerada como la serie más vista en territorio mexicano para Amazon Prime Video.

“Trabajar al lado de Gabriel es unirte a un proceso metódico. Él es economista de profesión, por lo que ahora como director, ve más allá del presupuesto, para entender las implicaciones particulares de cada proyecto. Es sumamente ordenado y eso es increíble”, menciona el director de fotografía.

La serie, encarnada por un elenco lleno de caras conocidas como Mariana Treviño, Belinda, Diana Bovio, Regina Blandón y Luis Gerardo Méndez, se compone de un juego permanente entre el color y elementos de una plástica muy particular. “La obra en sí misma ya es un festín visual, así que eso siempre fue una referencia en cuanto al ritmo que debía tener la historia. Sin embargo, teníamos una libertad muy grande para adaptar todos esos elementos al lenguaje cinematográfico”.

El proyecto establece un vaivén constante entre sets con distintos acordes a la emocionalidad de cada personaje, presentando un cambio visual muy diferenciado entre situaciones y saltos de tiempo.

“En realidad, construimos los universos un poco más apegados a instalaciones de museos con espejos o cambios de color, a óperas, videoclips e incluso comerciales”, dice Emiliano sobre la aproximación que en esta ocasión, no está tan ligada a referencias de otras películas o series.

Narrar desde las necesidades de cada género, supone reglas internas para la construcción del lenguaje cinematográfico, dando paso al reto creativo entre filmar un mundo acorde a sus convenciones, pero a la par, establecer un estilo propio según la mirada por y para la historia. “Fue importante comprender que parte del dinamismo de la historia vendría también desde la edición, por lo que necesitábamos de mucha cobertura para cada una de las escenas. Gabriel iba a crear todo el ritmo en la sala de edición”.

Desde las primeras aproximaciones a cómo narrar la historia, Emiliano conversa sobre los propósitos por revivir géneros televisivos, abrazando los retos que también planteaban dentro de las demandas naturales de un proyecto tan grande, con más de un foro ocupado con sets construidos, y sin miras a perder la estética establecida.

“Filmar comedia podría parecer sencillo a simple vista; sin embargo, lograr una iluminación high key que, además de mantener la atmósfera luminosa, conserve contrastes sin caer en zonas oscuras ni perder volumen, es un verdadero reto. Esta complejidad se intensificó al plantear un esquema de 360 grados, en el que todo el set debía estar disponible para el director y los actores”.

Iluminando la nostalgia

Ver ‘Mentiras’ es navegar en la melancolía de los años ochenta, con personajes complejos ya desde su propio arquetipo y que, a su vez, conversan desde la inspiración de símbolos e iconos de la historia musical mexicana. Es decir, cada uno y una de ellas, representa un universo construido a su necesidad; rosas sofisticados y elegantes, verdes que hacen alegoría al pasado, amarillos a una relación que rebasa lo laboral, y un azul lleno de traición.

Conversando con el cinefotógrafo sobre el desarrollo de un mundo ficticio y coherente a su principio, se destaca la resolución técnica para el apoyo congruente con la historia, sorteando al mismo tiempo, el ritmo de rodaje que un proyecto para streamingpuede plantear. “En este contexto irreal, la luz debía tener el mismo juego apoyando esa estética. Desde la construcción del foro, al lado del diseñador de producción Antonio Muñohierro, discutimos el tamaño de las ventanas y el borde de los techos para administrar el espacio de las luces que usaríamos”.

En desarrollo de esa misma estrategia de iluminación, Emiliano hace mención sobre el crucial papel que desempeñó el operador de consolas, Raymundo Flores, pues fue a través de tal herramienta que esos 360 grados y la eficiencia de rodaje, pudo ser conseguida. “En un momento teníamos 3 foros en Churubusco, llenos de sets, implicando también el establecer esquemas que no se repitieran entre colores y situaciones”.

Sin embargo, la consola para el control de cada esquema obedecía en paralelo a la necesidad de filmar en tiempos distintos y no cronológicos, obligando a guardar cada uno de los valores que correspondían a una escena que, por alguna razón, requería filmar algún faltante, días después. “Se necesitaba de una atención exacta al detalle para exponer con los mismos aspectos de cada luz y hacer match entre secuencias de espacios y tiempos diferentes”.

Uno de los retos más complejos fue diseñar un lenguaje visual para la mansión, espacio en el que se desarrolla gran parte de la historia. Allí, las cuatro protagonistas se reúnen tras enterarse de que todas fueron pareja del mismo hombre, quien ha muerto en circunstancias misteriosas.

“El 60% de la serie ocurre en la mansión. Sabíamos que estaríamos mucho tiempo encerrados en ese espacio y teníamos que encontrar la manera de hacerlo dinámico y entretenido. No podíamos caer en el lenguaje televisivo clásico, de sitcom, con dos paneles al fondo y tres cámaras. Gabriel quería poder tirar la cámara hacia cualquier lado, sin restricciones”.

Como se mencionó con anterioridad, se creó un esquema de iluminación flexible que permitiera filmar en 360 grados, conservando volumen y contraste, sin que ninguna dirección del set quedara fuera de la narrativa. “El set estaba increíblemente bien hecho por el diseñador de producción. Podíamos abrir cajones y había elementos por todas partes; no era limitado, donde sólo ciertos ángulos funcionaban. Podíamos ver hacia todos lados por lo que la luz tenía que estar pensada para permitir esos movimientos sin perder calidad visual”, resalta el director de fotografía.

La narrativa visual también encontró una gran diferencia entre las escenas en la mansión y los flashbacks , en los que el equipo se permitió jugar más libremente con los lenguajes cinematográficos. “Los recuerdos los hicimos un poco oníricos. Nos dimos libertad para explotar un lenguaje más narrativo y juguetón. Por ejemplo, en la secuencia de la Casa Rosa (hogar del personaje de Daniela), jugamos a que fuera como una telenovela, con zooms dramáticos; algo muy meloso y forzado. Nos dimos la oportunidad de revivir géneros televisivos y jugar con ellos; ser creativos dentro de las restricciones y darles la vuelta de manera irónica”.

Las herramientas adecuadas

Emiliano Villanueva no solo se apoyó en referencias estéticas e ideas teatrales, sino que diseñó minuciosamente la elección de cámaras, lentes y esquemas de iluminación. Cada decisión técnica estuvo pensada para favorecer el tono nostálgico, colorido y ficticio de la serie, y también para adaptarse a las limitaciones propias de un rodaje tan complejo.

“Para encontrar los lentes adecuados, hago muchas pruebas ciegas junto al director; saco muchísimas ópticas que creo podrían funcionar para lo que quiero mostrar y revisamos cada una de ellas”.

En ‘Mentiras’, uno de los factores determinantes fue la luz suave y la estética de las pieles, clave en una producción protagonizada por actrices tan reconocidas.

“Sabía que iba a haber mucha luz suave, que trabajaríamos con fuentes grandes y quería evitar luces duras. Además, teníamos que cuidar mucho la estética en los rostros. Por eso, además de los difusores, escogimos lentes que fueran nobles con la textura de la piel”.

Tras las pruebas, los lentes elegidos fueron los Cooke Panchro Classic, una óptica que retoma fórmulas físicas de los años veinte y que dominó Hollywood durante décadas.

“Son lentes nítidos, con buena definición, pero tienen una caída suave hacia las esquinas y son un poquito blandos en los highlights; eso les da una suavidad que favorece mucho la piel de las actrices. Aunque tienen definición, tienen ese looksuave que buscábamos”.

Para capturar esas imágenes, Villanueva optó por cámaras ARRI Alexa Mini LF, capaces de trabajar en alta resolución y con un gran rango dinámico, ideales para la intensidad cromática y las transiciones lumínicas de la serie. Sin embargo, más allá de las cámaras y lentes, uno de los retos principales fue la luz, especialmente porque la serie mezcla dos mundos visuales muy distintos: el realismo contenido de la mansión y la estética casi onírica de los flashbacks .

Dentro de la mansión, había una decisión estética contundente: abrazar lo artificial. “Eran dos aproximaciones. Por un lado, el mundo realista de la mansión -y digo realista entre comillas-, porque siempre había un compromiso de mantener esa sensación de algo ficticio. Desde el patio, con un telón pintado y árboles de cartón, la idea no era esconderlo, sino todo lo contrario, que se vieran esos elementos y así jugar a la convención de que estamos en una casa de muñecas. Estábamos creando un mundo ficticio que debía parecerlo”.

Uno de los sets más complicados fue un multiset de dos pisos que debía soportar movimientos de cámara exigentes, además de bailes y coreografías. “Era un espacio donde los actores debían pararse en ambos niveles, bailar, subir grúas y dolly . Tenía que ser resistente y teníamos que poder esconder la luz. En un momento, lo que era un comedor se convirtió en terraza, o en la casa de otra de las actrices. Debíamos transformar los espacios sin mover toneladas de luz”.

Otro desafío en esta producción, fue la creación del patio, un espacio que en apariencia se asemejaba a un salón, pero que en realidad era un montaje con cortinas instaladas en un foro cerrado. Implicaba entonces, no solamente darle vida visual al lugar, sino también generar un ambiente dinámico y multifacético capaz de funcionar en 360 grados para la cámara.

Para ello se usaron cubos de luz con colores específicos para cada actriz, diseñados para simular diferentes atmósferas (desde un incendio hasta un bar iluminado con todas sus luces prendidas), y a su vez para reflejar las distintas épocas en las que los personajes visitan dicho lugar, adaptándose a la perspectiva y emociones del personaje de ese momento.

Por otro lado, la presión por el tiempo se hacía sentir constantemente. Mientras en un montaje teatral se cuenta con días para preparar una instalación luminosa, en este proyecto en ocasiones, solo había una tarde para armar los cubos de luz y ajustar toda la tramoya, debiendo ser extremadamente pragmáticos y precisos.

“No podíamos permitirnos demasiados experimentos ni errores. Teníamos que saber exactamente qué queríamos, cómo iba a funcionar y, si no funcionaba, hacer los ajustes rápidos en tiempo real”, explica el cinefotógrafo.

Así, esta dinámica se tradujo en un riguroso organigrama de luces que contemplaba cuáles se reorientaban, cuáles se desmontaban y cuáles eran instaladas en otras posiciones, todo con la finalidad de mantener una distribución coherente y eficiente para cada foro o set El trabajo en equipo fue clave para tal reto, especialmente con el gaffer Rafael Rodríguez, quien coordinó meticulosamente el movimiento y la instalación de los equipos lumínicos.Por otro lado, la flexibilidad también exigió un control riguroso de los cues de iluminación ya que las grabaciones no seguían siempre el orden previsto y a menudo, saltaban entre sets y secuencias.

“Teníamos indicaciones muy precisas en la consola de luces: momentos y horas de luz, la entrada de luz dura del sol, la luz de cielo, o bien, escenas musicales con cambios de color, pero todo estaba planificado para dispararlo rápidamente. A veces empezábamos una secuencia musical y no la ter- minábamos porque, por ejemplo, Belinda no podía por complicaciones de calendario, así que avanzábamos yendo a otro set para volver dos semanas después a terminar. No podíamos tener quince consolas por set, así que había que guardar todo, desconectar el DMX y al volver, asegurarse de que las luces quedaran exactamente iguales”.

Emiliano Villanueva AMC, reflexiona sobre cómo cada producción presenta un espacio para innovar, aunque siempre dentro de las limitaciones de tiempo y presupuesto. La creatividad, sumada a la organización y colaboración, se convierten en los pilares para lograr resultados impactantes. Para el director de fotografía, filmar la serie ‘Mentiras’, fue una experiencia cargada de retos técnicos y creativos, pero también de enormes satisfacciones construyendo un universo visual vibrante, lleno de color y nostalgia, sin perder el espíritu lúdico que caracteriza a la historia. Y aunque nada fue sencillo, el resultado confirma que, incluso en mundos ficticios con luces de colores, la magia cinematográfica surge de la precisión técnica y de la pasión por contar historias.