La DP italiana, Sara Purgatorio, recién ingresada a la AMC y a la AIC-Imago Europa, narra su camino de la foto fija a la especialización en Dirección de Fotografía, pasando por un trabajo como extra que le cambió la vida.

Por Salvador Franco R. Fotos: A. Blandini / G. Zizza /M.T. Nulli

La necesidad de conseguir un empleo mientras estudiaba Ciencias de la Comunicación en su natal Italia cambió la vida de la cinefotógrafa Sara Purgatorio AMC, quien un día, mientras buscaba trabajo como extra, logró entrar al set que el legendario Diseñador de Producción Danilo Donati preparó para ‘Pinocchio’, la versión del cuento de Carlo Collodi que el cineasta Roberto Begnini rodó en 2002, bajo el auspicio de los estudios hollywoodenses. “Esa experiencia me abrió el corazón porque llegué a una película de época que me hizo entrar mágicamente en una dimensión paralela, en un espacio y tiempo lejanos, que provocaban una atmósfera fascinante. Fue un proyecto que me llevó a un viaje emocional increíble”, comparte Sara desde el otro lado del mundo. 

El experimento resultó tan adictivo que lo repitió varias veces con la única intención de “vivir el set”. En ese tiempo, Sara ni siquiera imaginaba que su amor por la fotografía fija, sería el antecedente de lo que más tarde descubriría como su verdadera pasión: la Dirección de Fotografía, en la cual se especializaría en el prestigiado Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma.

“El cine es vida, y como tal, tiene un compromiso hacia el. En mi trabajo el punto de vista es fundamental. El lugar dónde pongas la cámara cambia todo. Por eso creo mucho en el potencial de comunicación que tiene el cine, de transmisión de emociones, de sueños, conceptos, cuentos y de vida. Todo eso queda impregnado en una historia.”

¿Cómo empezó tu amor por la fotografía?

Mi mamá era maestra de fotografía en el Liceo Artístico, así es que empecé desde chiquitita. Siempre viví la fotografía como un momento propio, algo muy mío, personal y solitario. Cuando llegó el cine me dio la posibilidad real de crecer una idea, un proyecto y de crecer juntos. Es un elemento importante que uno debe tener siempre presente.

¿Cómo fue la transición de la foto fija al movimiento?

Después de estar en el set de la película de Benini supe que esto era lo que quería hacer. Es decir, te encantó la experiencia… ¡Sí! Después de eso empecé a buscar ser extra porque me encantaba vivir en el set. De todos modos seguía haciendo foto fija. Poco a poco me di cuenta que podía aplicar la fotografía a un área como el cine y cuando lo probé me encontré muy a gusto y cómoda. Al final fue la modalidad de expresión que preferí.

¿Por qué decidiste dedicarte a la Dirección de Fotografía?

Porque decidí que era un mundo increíble para mi porque me parecía emocionante, apasionante e interesante. También porque nuestro trabajo está en una constante renovación, nunca paras y eso me hace falta por mi manera de ser, por el hambre y la curiosidad que tengo y en ese sentido el cine me alimenta.

 

¿Qué es lo que más te apasiona del cine?

Me encanta porque cuenta historias, cuenta vida. Futuro, pasado y presente, provocando brincos acrobáticos en el tiempo y el espacio y como yo tengo una vida así, destinada a hacer estos brincos, se alinea perfectamente con mi forma de ser y de pensar. También tengo que decir que en la imagen en movimiento encuentro una modalidad de expresión muy afín con lo que me pasa en la cabeza, el corazón y las vísceras.

¿Cómo decidiste estudiar Dirección de Fotografía?

Un día paseando por Perugia, donde estudiaba la Universidad, me encontré con un amigo que quería aplicar para la carrera de actuación en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma, quien me dijo: ‘¿Y por qué no lo intentas?’ Faltaban pocos días para que cerraran la convocatoria y como me gustaba mucho el fotoreportaje, la foto en blanco negro, color y el trabajo en diapositivas, que incluso imprimía yo misma, me pareció buena idea. Había nueve pruebas que fui pasando y sorprendiéndome cada vez que avanzaba porque lo veía como un sueño. Hasta que llegué a la última prueba en una entrevista de hora y media que hice en Roma con Luciano Tovoli, Giuseppe Lanci y Giuseppe Rotunno, que luego fue mi tutor, y que son algunas de las columnas vertebrales de la Fotografía de Cine en Italia. ¡Fue una entrevista increíble y muy emocionante! Me acuerdo cuando dije: ‘si entro a la escuela qué bien, pero si no, lo vivido fue maravilloso para mí’. Un mes después me llamaron para hacer pruebas prácticas de operación de cámara y otros ejercicios que resultaron muy rudos, pero al final me quedé y fue fantástico. No dejo de pensar en lo afortunada que fui de disfrutar esos tres años en el Centro.

¿Qué significa la cinefotografía para ti?

El cine es lenguaje y la cinefotografía es escritura que se redacta con la base de una idea y se construye junto al resto del equipo, poco a poco. La foto fija fue perfecta en mi etapa de vida adolescente, pero ahora el trabajo en equipo para la realización me interesa y me entusiasma muchísimo. Necesitas una empatía y una afinidad increíble entre todas las partes para ejecutar una idea. El cine se tiene que enriquecer de experiencias de vida y de profesionales. Todo lo que yo vivo y observo se convierte en mi creatividad finalmente. Si no me nutro, ¿de dónde?.

 

 

¿Por qué decidiste buscar una carrera en México?

Porque estaba lejos de mi casa y porque tenía mucha energía y economía para hacerlo. Tenía curiosidad por este país. La estética mexicana me llamó la atención desde siempre y uno de los fotógrafos que más admiraba en el mundo del cine era de aquí, Rodrigo Prieto. También me encanta el trabajo de Guillermo Navarro. Mi tesis final en la Licenciatura de Ciencias de Comunicación fue sobre el trabajo de Navarro, así es que lo perseguí hasta encontrarlo y le pedí una entrevista.

¿Qué te gusta de México visualmente hablando?

Estéticamente es un país muy vivo. Quizá lo veo así porque soy de un territorio culturalmente distinto. También me gustaban las posibilidades que me ofrecía y por la apertura mental en la sociedad. Creo en la innovación del lenguaje cinematográfico y aquí hay mucha producción de diferentes tamaños, al menos más que en mi país.

¿Cuáles son las diferencias más importantes que ves entre ambas industrias?

Además de lejanos, son muy diferentes en cuanto a producción, es decir a su sistema, su estructura y su postura hacia el cine. Pero es algo que aprendí a aprovechar, a convertirlo en riqueza a favor de la realización. Este desempeño en ambas industrias me permite una visión amplia, una mayor gama de posibilidades y de interpretación. Al final el cine es un punto de vista y la imagen tiene una dimensión discursiva muy grande, porque realmente la veo como lenguaje.

Logísticamente también debe ser complejo trabajar en ambos lados…

Sí. Estando en uno veo a la distancia al otro y lo hago de manera objetiva para enfrentar las situaciones del sistema cinematográfico.

¿Temática o estéticamente hablando ves mucha diferencia entre México e Italia?

En cuanto a producción, posibilidad de expresión, creación, realización y de postura creo que el cine mexicano tiene mayores posibilidades. Porque se puede filmar más cine independiente y esto permite una renovación de todo el sistema de producción. Es ahí donde veo esa riqueza, pues circulan proyectos pequeños, grandes y medianos. En Italia todavía es difícil llegar a realizar proyectos pequeños, aunque poco a poco todo va mejor.

¿Qué desventajas has detectado al trabajar en los dos países?

Al principio veía todo como una desventaja, porque estaba en un lado y no en el otro. En el cine cuando llega “la” llamada tienes que estar. El “no estar” me limita porque he tenido que rechazar proyectos que hubiera querido hacer pero estaba en otro. Pero nada grave. Es parte de todo. También porque necesitas crear cierta continuidad, porque también funciona por contactos y oportunidades, de tener una cierta coherencia y construirla en el tiempo. Esta dualidad provoca cierta dificultad, pero me da una riqueza de lenguaje que aprovecho. Me ha dado la capacidad de adaptación con respecto a las diferentes situaciones que puedo encontrar en el set y de la elaboración de las situaciones cuando hay necesidad de provocarlas. Los pequeños proyectos exigen una enorme capacidad de adaptación y de encontrar soluciones que respeten tu voluntad creativa y que resuelvan problemáticas de realización. Antes que todo el cine es diálogo entre las partes, así es que también me di cuenta de los límites que tienen.

Sara Purgatorio rodando «Blue»

 

Sara Purgatorio,Foto: Giuseppe

 

¿Qué sientes de haber ingresado a la AMC?

Me hice miembro de la AMC y de la AIC-Imago Europa justo al mismo tiempo y creo que es un punto importante del inicio de un nuevo ciclo profesional, en el que me puedo relacionar con maestros del cine. Hay muchos que miraba desde lejos cuando era más chiquita y con los que quizá ahora sí puedo tener un diálogo y me da mucho gusto. Tengo ganas de confrontarme con un panorama de experiencia con los maestros de la fotografía, porque nuestro trabajo se basa mucho en la experiencia personal y en un diálogo entre las partes que forman el equipo de un proyecto cinematográfico. En algún momento tengo ganas de enfrentar una teoría de todo esto, pero aún no tan satisfactoria como quisiera porque la experiencia es lo que te da más. Creo mucho en la comunión, en el diálogo, en compartir experiencias. El cine es colaboración, no como la foto fija. Así es que estoy muy contenta y agradecida.

¿En qué proyecto estás involucrada en este momento?

Estamos en la post producción de la película ‘La Bambina a Colori’, de Carol di Tomasso, que filmé a dos cámaras todo el tiempo. También estamos filmando un cortometraje que habla sobre el abuso del poder de la policía sobre la sociedad. La violencia en la cárcel por parte de la policía.

Sara Purgatorio
Directora de Fotografía
Castel Giorgio, Orvieto Umbria
Instagram: @sara.purgatorio

 

Rodando «La Bambina a Colori»

Rodando «La Bambina a Colori»