Nacido en Ciudad Juárez, Chihuahua, Axel Pedraza AMC llegó el 2008 a la Ciudad de México para estudiar en el Centro de Capacitación Cinematográfica y comenzar así una destacada carrera llena de proyectos entrañables. La filmografía de Axel se enfoca principalmente en el cine documental, entre los que destacan ‘Los Años de Fierro’, ‘Eder’, ‘Las tres muertes de Marisela Escobedo’, ‘1994’ y ‘La dama del silencio’, entre otros proyectos impregnados con una gran carga social.

“Cuando entré al CCC aún no sabía que quería dedicarme a la fotografía. No entendía del todo la división entre los departamentos, pero una vez en el aula, entendí que lo que mejor funcionaba para mí, era la fotografía. Me siento afortunado porque en la escuela tuvimos talleres increíbles con profesores magníficos. Mi especialización en cinefotografía fue fantástica, sin embargo, cuando llegó la etapa de documental, quedé fascinado”.

“Este programa, que era coordinado y tutorado por Tatiana Huezo (‘Tempestad’, 2016), contaba con otros profesores como Everardo González

(‘La libertad del diablo’, 2017). Era increíble que en ese momento en la escuela, se hiciera también un festival de documental en el que se presentaban obras de muchos países y venían cineastas de diferentes nacionalidades. Sin duda, la escuela hizo que naciera en mí un gran amor por el cine documental y por la cinefotografía”.

La necesidad de contar historias

“Como en gran parte del país y durante la segunda mitad de los dos miles, mi ciudad comenzó a tener un enorme problema de violencia, una situación muy difícil para todos. Yo sentía una fuerte necesidad de darle voz a todas estas historias que me rodeaban y que de alguna manera, no se conocían. Entonces creció en mí la necesidad de hacer algo por mi comunidad desde mis posibilidades, los cortometrajes de ficción escolares, ya no eran suficientes”.

Tras un incidente personal, ligado al aumento de la violencia en su ciudad, Axel tomó la cámara para terminar con la frustrante situación y hacer crítica de la falta de seguridad.

“Un amigo muy cercano, fue víctima de la inseguridad y, de hecho, el trabajo que entregué para la cátedra de documental, era sobre él, de Eder, de su historia, de su vida, del crimen. A partir de ahí, intenté conjugar ambas pasiones: la de la luz y la fotografía, con la necesidad de narrar la situación por la que atravesaba mi región”.

“Fui muy afortunado con el lugar que me dio el CCC, porque tuve la oportunidad de conocer a quienes se convirtieron en grandes maestros y colaboradores. Me encontré con María Secco AMC, SCU, que ya estaba por salir de la escuela cuando yo iba entrando. La conocí en una de las tesis que fotografió y poco tiempo después, la invitaron a hacer un documental que se llama ‘Los años de fierro’ (2014), dirigido por Santiago Esteinou. El documental cuenta la historia de un mexicano sentenciado con la pena de muerte en Estados Unidos”.

“Santiago iba a filmar en Ciudad Juárez y nos conocimos porque yo le asistí cámara a María en el documental. Viajamos a Juárez y a Texas para realizarlo, pero María no pudo terminarlo por cuestiones laborales y me quedé a cargo de la fotografía; fue un proyecto cofotografiado entre ambos. Aprendí de María todo lo técnico y a conducirme en un rodaje, en un set, y afortunadamente, he tenido la suerte de colaborar en otros proyectos con ella”. A partir de ahí, Axel no abandonó el camino del documental.

‘El guardián de la memoria’

El documental dirigido por Marcela Arteaga, aborda la historia de Carlos Spector, abogado de migración que lucha por obtener asilo político para mexicanos víctimas de la violencia.

“Estaba planeado que Celiana Cárdenas AMC, fotografiara este documental, sin embargo, por compromisos adquiridos, no pudo. Fue un proyecto que hicimos en Juárez en 2016 o 2017. María Secco estuvo al inicio, en la primera etapa, y fuimos juntos en ese rodaje. Para mí ‘El guardián de la memoria’ fue un proyecto muy personal”.

“Tras terminar la carrera y durante el periodo de tesis, regresé a mi ciudad. Me despegué un poco de la escuela y tuve tiempo de revisitar los espacios que me rodeaban. Iba muy seguido a tomar fotos en el desierto y a lugares que me parecían interesantes, algo que me ayudó porque antes de entrar al proyecto, ayudé a María y a Marcela a hacer un reconocimiento de locaciones”.

“Cuando digo que este proyecto se volvió muy personal, es porque entendía bien la historia, además de que conocía todos esos espacios y de alguna manera, significaban algo para mí. Cuando le mostré a Marcela los espacios que había scouteado , le gustaron; creo que nos entendimos bien por ese lado. Siendo un tema difícil, no queríamos quedarnos con lo morboso ni con la parte complicada, sino en algo más poético, que no fuera oscuro. Para mí lo más interesante de este proyecto, es el contraste que encontramos entre las historias de terror que pasaron las víctimas, con los espacios y paisajes hermosos. Fue un proceso largo, pero lo disfruté mucho”.

“En este documental, creo que lo más complicado fue el tema de la seguridad porque estábamos en una zona muy peligrosa. En un momento, llegamos a tener veinte elementos de seguridad escoltándonos. Es algo gracioso que incluso estuvieran con nosotros cuando teníamos que filmar algo tan sencillo como un atardecer en el desierto”. Axel comenta que la estética de la película fue dictada en gran parte, por los espacios.

“Como conocía esos lugares, entendía cómo funcionaba la luz en ellos, algo que ayudó mucho a la hora de integrar todo un look . La verdad es que Marcela es una directora que se interesa mucho por la imagen cinematográfica; siempre está en la búsqueda por salir del lugar común; trata de encontrar una imagen que pueda transmitir algo más allá de lo que sería obvio. Es interesante trabajar con ella porque yo sabía que si le proponía algo que parecería raro para otro director, ella lo entendería desde la parte visual o poética. Es buena para encontrar esa mezcla perfecta entre la forma y el fondo. No es solo tener una fotografía bonita, sino que es imperativo que transmita algo.” Para la realización de este documental se utilizaron lentes Nikon A iS y cámara Sony FS7.

‘Las tres muertes de Marisela Escobedo’

“El director Carlos Perez Osorio había trabajado mucho en la historia de Marisela. Había colaborado con la CEDEHM (Centro de Derechos Humanos de las Mujeres) en Chihuahua, organización que trabaja con el tema de los desaparecidos y víctimas de violencia. Carlos ya conocía un poco de la historia de Marisela, pero mientras más investigaba, más asombrado quedaba y pasó años intentando levantar el proyecto”.

“Creo que he tenido suerte con todos los proyectos que he realizado, pues los directores han estado sumamente involucrados y comprometidos con las historias que quieren contar y ese es justo otro aspecto que me encanta del cine documental. Están llenos de personas super apasionadas, enamoradas del tema y que se involucran al mil por ciento en lo que están investigando”.

“Para el documental de Marisela Escobedo, hicimos todo el viaje que ella realizó desde Ciudad Juárez hasta Zacatecas, porque la idea de Carlos, era grabar en todos los lugares donde ella realmente había estado. La guarida que aparece en la serie, donde ella vigilaba al homicida de su hija, es la casa real, eran lugares muy específicos”.

“Hay cosas intangibles, que no son tan obvias de ver pero las sientes, eso es parte del trabajo de dirigir y de fotografiar; hay que apegarnos a la realidad y a la emoción. El oficio del cinefotógrafo en documental, requiere de otro grado de sensibilidad; lo estético pasa a segundo plano”.

“Como cinefotógrafo, es importante buscar las locaciones que sirvan para la historia y no dejarse llevar por si es estéticamente bella o no. Hay algo importante al filmar en los lugares donde pasaron las cosas, es muy poderoso. Por temas de seguridad, no en todas las locaciones mostradas se pudo hacer esto, pero en la medida de lo posible, intentábamos mantenerlo lo más real posible”.

“Cuando se trabaja con la luz, se trata de crear atmósferas que estimulen tanto a los actores como a los directores y que a la vez, favorezcan los sentimientos que se quieren despertar en el espectador con la historia narrada. Probablemente, para ficción este trabajo sea un poco más sencillo, pues en la preproducción se puede determinar absolutamente todo, todos los valores quedan establecidos en un look book . Sin embargo, el documental se enfrenta a otro tipo de dinámica en el set”.

“Poco a poco vas entendiendo cómo los directores ven los mundos con los que se está trabajando. Entender lo que tienen en la cabeza, probablemente sea uno de los puntos más difíciles como cinefotógrafo. Carlos me decía: “Quiero que esté más fuera de foco”, y pues yo desenfocaba, pero en realidad, él quería que se “ensuciara” la imagen, que tuviera una textura. Hay que traducir lo que ellos quieren decir. Empezamos a usar filtros frente al lente para que, paulatinamente, quedara como se pretendía y de a poco, encontrarle un look. Usamos unas lentillas y unas dioptrías, más un filtro clear con vaselina y cuando se podía, poníamos vidrios, sobre todo cuando estábamos trabajando en las recreaciones, cuando había una actriz interpretando a Marisela”.

“La operadora de cámara B y fotógrafa de la se- gunda unidad, Jessica Villamil, me ayudó mucho en este proyecto, es una gran fotógrafa. Es importante que al enfrentarse a un proyecto tan grande como este, tengas a alguien de plena confianza y con un talento inmenso como lo es Jessica. Sabes que cuando ella tome la cámara hará cosas increíbles. Al trabajar con otros fotógrafos, me gusta hablar mucho con ellos para contarles de qué va todo, pero siempre sin ponerles una pauta; más bien, en el momento de elegir a quien te va a apoyar, se delega un poco para que haga lo que considere correcto”.

‘1994’

“Trabajar con Diego Enrique Osorno en la serie ‘1994’ y en otros proyectos, también ha sido una gran experiencia. Junto a Diego, he podido hacer entrevistas sumamente interesantes de personajes que admiro enormemente como el Subcomandante Marcos (ahora Galeano), o de otros personajes turbios como Raúl y Carlos Salinas”.

“En ‘1994’, documental sobre el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, para nosotros era importante que todas las entrevistas tuvieran el mismo peso, que el valor de cuadro fuera el mismo con todos y mantuvimos siempre a los participantes en plano abierto. Era vital entender a los personajes a partir de su entorno; ver las casas de los entrevistados, de los personajes, de Lomas Taurinas en Tijuana y las casas de los políticos en Ciudad de México, ya te daba una narración en sí misma. Estas cosas, aunque sutiles, le dan mucha información a la audiencia. En casi todos los proyectos con Diego, hemos empleado el interrotrón, que es un sistema de prompters que permite que el entre- vistado pueda ver directamente al lente de la cámara mientras ve reflejada la imagen del director. De esta forma, se ven entre ellos, pero la mirada es directo al lente. Esto también crea una sensación bastante interesante de intimidad y confidencia que creo que ha funcionado muy bien”.

Este proyecto fue realizado con óptica Cooke Panchro, en conjunto con la cámara RED Gemini.

‘La dama del silencio: el caso Mataviejitas’

 

“A pesar de la temática, ‘La dama del silencio: el caso Mataviejitas’, dirigido por María José Cuevas, es un documental que fue muy divertido de desarrollar. María José es una directora sumamente visual, con un gran bagaje artístico y creativo. Para hacer este proyecto, ella tenía claro que quería hacer algo con influencias del cine noir , e intentamos emplear muchas siluetas, claroscuros y que las entrevistas sobre el caso y la investigación, tuvieran algo más expresionista y no tanto naturalista, por eso decidimos utilizar una iluminación más cenital y usar espacios que pudimos escoger y decorar con anterioridad para así hilarlos mejor visualmente”.

‘La dama del silencio’, se hizo con las cámaras Sony FX9 y FX6 y óptica Nikon A iS.

‘La mujer de estrellas y montañas’

 

Rita Patiño, una mujer rarámuri, decidió salir de su comunidad en Chihuahua y cruzó la frontera. Fue encontrada por policías de Estados Unidos, quienes injustamente, la llevaron a un hospital psiquiátrico donde la diagnosticaron con esquizofrenia. Estuvo encerrada en ese lugar por doce años hasta que alguien se interesó en su caso y logró que la regresaran a México, pero el daño provocado por los medicamentos y tratamientos, era irreversible.

“Gracias a Santiago Esteinou, con quien entablé una buena relación desde que trabajamos en ‘Los años de fierro’, llegué a este documental. Él supo de la historia de Rita, esta mujer rarámuri encerrada en un manicomio de forma injusta en Kansas. Es un proyecto que tardó mucho en hacerse; lo empezamos a grabar desde el 2017 y terminamos en 2021. Pasamos por muchas cosas y el problema más grande, fue que el personaje principal falleció después de la primera etapa. Tuvimos que enfrentarnos a algunos cuestionamientos:

¿cómo contar la historia ahora?, ¿deberíamos seguir contándola?, ¿cómo replantear todo desde otro punto de vista?”.

“Cuando ella aún estaba viva, el enfoque era mucho más observacional. Nos dedicamos a ver su vida en la actualidad y eso fue lo que capturamos en las primeras visitas que hicimos. Cuando falleció, nos sentamos a deliberar cómo reformular todo y decidimos que queríamos hacerlo a través de la gente que de alguna, manera estuvo cerca del caso, como por ejemplo, sus abogados. No queríamos dejar de lado quién era y cómo vivió Rita desde que estuvo en la sierra siendo joven, hasta que regresó, y llegamos a la conclusión de que la historia de Rita debía ser contada. No sabíamos cómo abordar todo, pero algo me decía que para entender mejor al personaje, era importante realizar un viaje, el mismo que ella hizo desde Chihuahua a Kansas. Cada vez que escuchaba a Rita, era esto lo que más me llamaba la atención de la historia, era una narración muy visual. Hicimos una recreación a la que yo llamaría una evocación; poner un poco de ficción dentro del documental ayuda a contar mejor la historia. Cinco personas emprendimos el viaje: Santiago, un productor, la sonidista, la actriz Ángeles Cruz y yo. Rentamos una troca y fuimos visitando los lugares, ¡fue extenuante! Acampábamos mucho filmando en lugares remotos, pero fue muy enriquecedor”.

“La principal dificultad, fue que en muchos de estos lugares no había dónde recargar las baterías y pilas de la cámara y del equipo que llevábamos; tampoco pude utilizar nada para iluminar el cuadro, salvo en entrevistas en Estados Unidos. Teníamos que cargar el equipo entre muy pocos, aunado a cargar con la comida, con el café, el agua, con el tripié y la cámara”.

“La experiencia de estar en la Sierra Tarahumara con los rarámuris, fue magnífica. Nos recibieron con mucho cariño y estaban muy interesados en contar la historia de Rita. Nadie se había acercado a contarla, y de alguna manera, al narrarnos lo que ella vivió, también era una forma de explicar cómo se sienten ante la gente y el trato que reciben fuera de la comunidad. Nos abrieron las puertas de sus casas”.

“El cine y el arte en general, permiten transmitir las cosas que no puedes decir a través de las palabras y para mí, el cine se ha vuelto una necesidad para abordar distintos temas que me importan. Al final, creo que todo se trata de crear una conexión humana”.